Swanlights de Antony and the Johnsons: tampoco es para tanto.


Es el cuarto álbum de Antony and The Johnsons, o lo que es lo mismo Antony Hegarty. El NeoYorkino que es admirado por doquier, hasta por los más grandes. Y tan poco es para tanto, ¿o si?.
Swanlights, el álbum, es tan básico y tan minimalista que me dan ganas de ponerme a escuchar otra cosa. Antony and The Johnsons, el genio, es a veces tan insoportable, que cuando leo artículos sobre sus genialidades me da la impresión que me pierdo algo, que no lo capto.
Es cierto, tiene una voz especial que puede cautivar o puede hacer el mismo efecto que las uñas cuando rasgan una pizarra (de las de mi época, de las de pizarra pizarra, claro está). Su música es tan esencial que aburre. Pero al mismo tiempo despierta los sentidos por ser tan  básico y por ser tan natural.
Sin excentricidades hace fácil lo difícil. Capta tanto la atención del oyente que permite encontrar detalles que podrían pasar inadvertidos en composiciones más complejas.
Melancolía y minimalismo es lo que ofrece este álbum. Ya desde el principio con Everything is New. Una composición de acordes tan básicos que tristemente se repetirá durante todo el álbum. Aunque a veces, algunas notas te lanzan mensajes positivos. No hace falta escuchar demasiado, The Great White Ocean es un ejemplo de ello.  Y en Ghost hay otra muestra, en la  que el vuelo del fantasma parece el lindo aleteo de una mariposa que pretende arrancarte de la tierra para dejarte flotando por el espacio (bueno, nunca he visto un fantasma ni tampoco pretendo serlo). I’m In love quiere pero no puede, se queda corta, corta. Aquí la melodía parece que nunca arranca y la voz no suena suficientemente. Es el primer experimento del disco.
SwanLight, el segundo. Un experimento de 6 minutos que no acaba de empezar nunca, pero acaba cuajando. La experimentación a veces da resultados, buenos y malos.  El ensayo se basa en eso: en el acierto o el error. SwanLight, el tema que da título al álbum, entra en el segundo grupo. Yo no sería capaz de hacerlo, pero tampoco de proponerlo. Eso es lo que distingue al genio, supongo.  
Por fin llegamos al mejor tema, ¿el más comercial? o la mejor melodía del álbum: Thank You For Your Love, ya lo dije, me evoca las mejores composiciones de Van Morrison.
En Fletta, la voz de Bjork, es el toque de distinción del álbum. Es una combinación perfecta de dos genios.
Las dos últimas composiciones son Salt Silver Oxygen y Christina’s Farm. En la primera la orquestación es imprescindible, y  combinada con la voz del artista nos deja un buen tema para ir terminando, porque Chrsitina’s Farm, con 7 minutos y pico de duración se hace indigesta, ya que no aporta ni melodía ni ritmo, es agónica.
La mejor canción: Thank You For Your Love.
Este álbum lo puedes escuchar en Spotify.

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